ORIGEN DE LA VIDA
(ALEXANDER OPARIN)
La lucha del materialismo contra el idealismo
y la religión respecto al tema.
¿Qué es la vida, cual es su origen? ¿Cómo han
surgido los seres vivos? La respuesta a esta es uno de los problemas más
grandes de las Ciencias Naturales. Se plantean muchas preguntas y, mal o bien,
les dan respuesta.
Al problema del origen de la vida se le daban
soluciones diversas, pero siempre se ha entablado en torno a él una encarnizada
lucha ideológica entre los dos campos filosóficos irreconciliables: el
materialismo y el idealismo.
La naturaleza la dividimos en dos, el mundo
inanimado, y el mundo de los seres vivos. El mundo de los seres vivos,
representado, por gran variedad de animales y vegetales. Todos los seres vivos
tienen algo en común, ese «algo» es lo que denominamos vida. Pero ¿Qué es la
vida? ¿Es de la naturaleza material, como todo el mundo restante, o su esencia
es espiritual?
Si la vida es de la naturaleza material,
estudiando las leyes que la rigen podemos y debemos modificar, conscientemente
y en el sentido deseado a los seres vivos. Ahora bien, si todo lo vivo ha sido
creado por un principio espiritual, al que le dan el nombre de «alma»,
«espíritu universal» etc. Considerada así como algo inerte.
Este concepto idealista constituye uno de los
problemas más grandes de la vida constituye la base de todas las religiones del
mundo. Todas afirman que un ser supremo (DIOS) proporciono a una alma de vida,
y que esa partícula eterna de ser divino es lo vivo, lo que se mueve y mantiene
a los seres vivos. Lo que mueve y mantiene a los seres vivos. La vida es una
manifestación del ser divino, por lo que el hombre no puede conocer la esencia
de la vida.
El problema de la esencia de la vida es
abordado en forma totalmente distinta por el materialismo, según el cual la
vida, como todo el mundo restante, es de naturaleza material y no necesita para
su explicación de ningún principio espiritual. La vida no es más que una forma
especial de existencia con determinadas leyes.
Toda la biología nos ofrece una sucesión de
varias victorias de la ciencia, que demuestran la plena cognocibilidad de la
vida, y una sucesión ininterrumpida de derrotas del idealismo. Sin embargo, ha
existido un problema al que no se le ha podido hallar solución materialista.
Este problema es el del origen de la vida.
La Tierra, tiene un origen, tiene que haberse
formado en cierto período ¿Cómo aparecieron en ella los primeros antepasados de
todos los animales y de todas las plantas?
Las ideas religiosas, dicen que todos los
seres habían sido creados por Dios. Así según la biblia, Dios había creado el
mundo en seis días.
El estudio de la historia de la religión
demuestra que estos cuentos, que aparecen hechos y derechos como seres
organizados, descansan en la ignorancia y en una interpretación simplista de la
observación superficial de la naturaleza que nos rodea.
Esta fue la razón de un estancamiento. Esa
misma observación superficial hacia creer, que distintos seres vivos, por
ejemplo, los insectos, gusanos, o incluso los ratones, peces y aves, no sólo
podían nacer de otros animales, sino también surgir directamente, del
estiércol, de la tierra, y de muchas otras cosas. Siempre el hombre tropezaba
con la generación repentina, que lo consideraba como una prueba de la
generación espontánea.
Fantasías acerca de la generación espontánea
se relacionaban en tales teorías con leyendas y tradiciones religiosas. Las
apariciones repentinas de seres vivos eran interpretadas únicamente como
manifestaciones parciales de la voluntad creadora de los dioses o de los
demonios.
En la antigua Grecia, filósofos materialistas
negaban esta explicación religiosa. Sin embargo, el curso de la historia hizo
que siglos después se desarrollase y llegase a predominar una concepción
enemiga del materialismo, la concepción idealista de Platón.
La religión cristiana, lo mismo que todas las
demás religiones del mundo, sigue sosteniendo hoy día que los seres vivos han
surgido y surgen de golpe y eternamente formados, por generación espontánea, a
consecuencia de un acto creador del ser divino.
Al profundizar en e estudio de la naturaleza
viva, los hombres de ciencia ha podido establecer que esa generación espontánea
y repentina de seres vivos no se produce en ningún lugar del mundo que nos
rodea.
Estudiando los restos fósiles de los animales
y de las plantas que poblaron la Tierra hace muchos millones de años, podemos
convencernos en forma bien patente de que en aquellos tiempos la población viva
de la Tierra era diferente.
Las ciencias Naturales, además de que lo vivo
se engendrase independientemente de las condiciones concretas del desarrollo
del mundo material, debían explicar el tránsito de la materia inanimada a la
vida.
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